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viernes, 17 de mayo de 2013

Escapada a Olite


Érase una vez...el Castillo de Olite, Navarra.
Da la sensación de que por sus ventanas acabará asomándose un príncipe y no es de extrañar, ya que el Palacio Real de Olite podría ser perfectamente el escenario ideal para cualquier cuento de los hermanos Grimm. Es el monumento más visitado de Navarra y es el mejor reflejo del esplendor que Olite tuvo durante la Edad Media. Está considerado como uno de los mejores de España y es que no es para menos. Mucha historia encierran sus muros, pues comenzó en el siglo XIII y está repleta de interesantes hechos notables y curiosos.


El Palacio Real de Olite se levanta sobre el municipio medieval del mismo nombre, a sólo 40 km de Pamplona. Antiguamente fue residencia de los reyes de Navarra, pero fueron Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara quienes comenzaron a construir el palacio a partir de la Torre del Homenaje que por aquel entonces estaba sobre la antigua muralla romana y lo dotaron del magnífico esplendor que deslumbró a medio mundo en su época. La combinación entre estos distintos elementos, militares y residenciales, es lo que le hace tan especial y el motivo por el que ha sido considerado como una de las joyas arquitectónicas de Navarra.


La fortaleza está dividida en tres partes, la zona que podemos visitar es el Palacio Nuevo, donde está la iglesia de Santa María, de estilo gótico. Además, aquí era donde se ubicaban los salones más lujosos del castillo. No hay que dejar de ver el tocador de la reina, el jardín colgante, la cámara de los yesos, la galería del rey o el huevo.


En esta exploración nos topamos con una especie de huevo gigantesco, situado justo a la vuelta de una de las grandes torres del palacio, en una de las zonas más umbrías del mismo. Esta estructura ovoide de grandes dimensiones, de unos 10 metros de profundidad, era en realidad una enorme nevera, un gran depósito en el cual durante el invierno se almacenaban enormes cantidades de nieve que se apelmazaba formado capas, estas se alternaban con capas de paja que actuaban de aislante, consiguiendo con ello que esta nevera del siglo XVII conservara los alimentos durante largos periodos de tiempo. El depósito de hielo estaba conectado al palacio por un túnel subterráneo que lamentablemente fue derruido.


Otra de las áreas visibles y en donde podremos alojarnos, es en el Palacio Viejo, en el actual Parador Nacional de Turismo. Lo más llamativo de esta zona son las torres, que eran el principal punto de defensa de este fuerte, de ahí que se diferencien de las del resto del palacio por sus almenas. Una estancia de reyes, sin duda. Pero recomendamos el hotelito con encanto, La Joyosa GuardaEste hotel en Olite toma su nombre, de la Torre la Joyosa Guarda del Castillo de Olite en la que estuvo confinada Blanca de Navarra.


Una casa palacio del siglo XVIII reconvertida en un establecimiento de nueva generación. Su exquisita arquitectura, consigue fusionar la armonía de espacios esmeradamente decorados, con notas de clasicismo y modernidad. El hotel cuenta con 24 habitaciones, todas ellas amplias y muy luminosas, repartidas en las tres plantas del edificio. Dispone de tres suites, nueve junior suite y doce habitaciones estándar, todas ellas con decoraciones diferentes.


Por último, la tercera parte de la que se compone este recinto son las ruinas de la Capilla de San Jorge, donde antaño estaba el oratorio del rey y las antiguas galerías. Hoy en día ya no queda nada en pie, por lo que poco hay que ver. A pesar de su espectacular aspecto, lo que vemos no es sino una pequeña parte de lo que en su día fue un grandioso conjunto arquitectónico, lo que queda de él. Desgraciadamente no podemos ni hacernos una idea de la majestuosidad y el lujo que albergó este monumento.


El Castillo Palacio Real de Olite no sólo es la escapada ideal para vivir un fin de semana de cuento, aunque sin príncipes ni princesas, sino que la misma ciudad de Olite es toda una ciudad real, una joya del pasado noble y rancio abolengo que guarda tras sus murallas un encanto medieval inigualable que invita a recorrer sus calles y a visitar otros monumentos que nos evocarán a otro tiempo.


El Museo de la Viña y el Vino de Navarra, está ubicado en el antiguo palacio de Santo Ángel cuya construcción data del siglo XVII y cuya rehabilitada fachada embellece la Plaza de los Teobaldos, en la que también se alza el Palacio Viejo, actual Parador Nacional.
A lo largo de sus cuatro plantas, este moderno centro de exposiciones que cuenta con los más avanzados medios audiovisuales guía al visitante a lo largo de un periplo que le llevará a conocer la historia del vino en Navarra; la vid y la uva serán las protagonistas de la primera planta del edificio, mientras que la segunda planta está dedicada al vino y su elaboración.
Y como colofón a esta visita, en el sótano, donde por cierto estuvo en su día la bodega del antiguo palacio, conoceremos de manera interactiva los colores, aromas y sabores del vino. El museo ha sido ideado y diseñado para que el visitante pueda acercarse al fascinante mundo del vino a través de la vista, el olfato, el oído y el gusto.
Horarios de Abril a Septiembre es de 16:30 a 20:30 horas.


Y para comer recomendamos Casa Zanito, en la rúa Mayor, 16 Tf. 948740002
Es el restaurante del Hotel Casa Zanito, ubicado en un antiguo edificio del casco histórico de Olite, esta familiar y acogedora casa de comidas basa su buen hacer en la gastronomía típica de la zona y en los productos de temporada. Entre sus platos sobresalen la Sartén de hongos salteados con huevo escalfado, el Brazuello de cordero asado, las Milhojas de rapé con piquillos y jamón ibérico y también, el Gorrín (cochinillo) confitado.
Déjate tentar por alguno de los espectaculares postres elaborados en la casa.